¿QUÉ ES EL SEXO Y PARA QUÉ SIRVE?
El sexo o la forma en la que desarrollamos nuestra sexualidad se podría definir de muchas formas, ya que implica muchos aspectos del ser humano; qué visión tiene de sí mismo y del mundo, como se relaciona consigo mismo y con los demás, cuáles son sus miedos, deseos, orientaciones…, pero para hacerlo más sencillo de entender, a mí me gusta definirlo de esta manera.
El sexo es una herramienta, de las muchas de las que dispone el ser humano, para construir su experiencia de vida. Como herramienta no es ni buena ni mala, simplemente es, ahora depende de la capacidad que tengamos para utilizarla y de los condicionantes morales, sociales, familiares o la idea que tengamos sobre él podremos hacer un uso óptimo para nuestro desarrollo.
Los usos que le podemos dar a esta maravillosa herramienta son varios: por una parte, podemos utilizarla como herramienta de procreación. Para perpetuar nuestra especie o linaje, ose tener hijos, el más común y moralmente mayor aceptado en todas las culturas.
Como herramienta de creación. La energía sexual es una energía de creación y la podemos utilizar para manifestar situaciones o deseos.
Esta visión no es tan común en muchas culturas, aunque últimamente si están empezando a darse a conocer cosmovisiones como la Andina que sí contempla este uso.
Como herramienta de sanación y conocimiento de uno mismo. Esta en particular, es la que consideró es la clave para poder desarrollar el resto de los usos de forma óptima. Aunque no necesites ser muy consciente o estar sano emocionalmente para tener hijos, si podrás ofrecerles una mejor experiencia al criarlos si primero ubicas esto en ti. Del mismo modo podrás tener mayor capacidad de creación, saber elegir que creas en tu vida y desde donde lo estás haciendo, si primero te conoces a ti mismo e identificas que es lo que te mueve a nivel inconsciente. El ir a por nuestros verdaderos deseos, la capacidad para sentir placer o de fluir en la vida, por ejemplo, se pueden ver bloqueados por nuestros patrones inconscientes insanos, que se ven reflejados de forma directa en nuestra sexualidad.
El desarrollo de la sexualidad consciente te ofrece la posibilidad de conocerte mejor a ti mismo, identificar que patrones imperantes pueden estar limitando tu sexualidad, y qué viejas heridas emocionales, de linaje familiar, social o de recorrido personal están condicionando tu experiencia sexual actual. Y, de este modo, tomar consciencia y sanar, para poder implementar nuevos patrones, más acordes con la experiencia sexual y de vida que quieras tener.
Y, por último, como herramienta de iluminación o elevación espiritual, esta visión proviene de culturas o filosofías de vida ancestrales como son la taoísta y la Tántrica.
Y que, en mi opinión, es una consecuencia del desarrollo de la anterior. Al ir trabajando la sexualidad de forma consciente, al ir sanando viejos patrones que nos limitan, esto nos ayuda a profundizar cada vez más en la toma de
consciencia y conocimiento de uno mismo. Explorando y descubriendo nuevas capacidades sensoriales y de percepción de nuevas realidades a las que antes no teníamos acceso. Ir subiendo desde nuestro cuerpo físico, hacia nuestra alma y de ahí al espíritu.
Y bueno, quizá te suene a chino o no, lo de elevarse espiritualmente, o crear tu realidad con la energía de tus orgasmos. Pero estoy segura de que te gustaría entender por qué te sientes atraída o atraído hacia el mismo patrón de hombre y de mujer que no te hace feliz, por qué no consigues tener un orgasmo delante de tu pareja, por qué te cuesta superar una ruptura amorosa, o sentir placer, por qué no eres capaz de pedirle a tu pareja lo que quieres en la cama, o no sabes poner límites y sostienes relaciones sexuales que no te gustan, quizá quieras poder superar esta u otras situaciones y disfrutar de la vida, o como puedes hacer para ofrecer una mejor experiencia sexual a tu pareja. Cuando sanamos nuestras sexualidad, nos sentimos más plenos. Cuando desarrollamos nuestra capacidad para sentir placer y disfrutar de la vida, nos podemos dar mejor a nosotros mismos y los demás y nuestro estado de ánimo mejora. Porque el buen sexo sana el alma.
Si te ha llegado y quieres sanar tu sexualidad puedes agendar una sesión conmigo o si lo prefieres acudir a alguno de mis próximos talleres, sería un placer atenderte.